Allí
El 31 de mayo de 2010, el ejercito israelí mata a 9 personas que navegaban en un barco por aguas internacionales con ayuda humanitaria para Palestina. El 1 de junio, no mas de 200 personas acuden a una concentración de protesta en el centro de Madrid.
El 11 de julio de 2010, la selección española gana el mundial de fútbol de Sudáfrica. El 12 de julio, mas de un millón de personas acuden a la celebración por las calles del centro de Madrid.
Y es que no se puede comparar lo grandioso que significa ganar todo un mundial de fútbol, un acontecimiento histórico, con menos de una decena de personas anónimas que luchaba por un conflicto que no nos afecta.
Con esta grandiosidad llegamos a Finetown, uno de los barrios mas desfavorecidos de Johanesburgo, que sin embargo durante el mes que dura el mundial, se ha convertido en uno de los barrios, de la ciudad más importante del planeta
Estos retratos de familias de Finetown frente a sus casas, pretenden reflejar la parte mas real de Sudáfrica; la parte desgraciadamente mas alejada de los 6.000 millones de euros que ha gastado el país mas desigual del mundo (según el indice Gini, que calcula la distribución de la renta), para acoger el mundial de fútbol.
Los beneficios derivados con la celebración del mundial, una de las razones esgrimidas para que se celebrara en Sudafrica, para poder ayudar al país en su desarrollo, se irán muy lejos del 25% de la población que vive en la pobreza extrema.
Pero por el fútbol, todo merece la pena.
Aquí
Los chinos de Madrid han hecho su agosto con la venta de banderas españolas con motivo del mundial de fútbol de Sudáfrica y los más patrióticos están felices con que todos los balcones y comercios se hayan llenado con la rojigualda.
Lo que en otros países se ve como algo lógico, el expresar mediante la bandera el orgullo de pertenecer a un país, en España desde hace ya mucho tiempo ha tenido connotaciones negativas asociadas con el franquismo o con la derecha actual.
Es interesante reflejar el poder que tiene el fútbol, que ha sido capaz de que se vean banderas españolas en cualquier parte de España sin que estas tenga esa connotación político-negativa, ¿habrá conseguido el fútbol lo que la política normalmente tiende a empeorar?
Muchas de ellas después de que la selección de fútbol se proclamara campeona, aún permanecen ondeando al viento.
Para muchos ha significado una expresión de patriotismo desmedido. Para otros una simple demostración de que la gente simpatizaba con esos 22 jugadores de fútbol.
Pero por el fútbol, todo merece la pena.